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Lupe Marín Mas

INTRODUCCIÓN

A la hora de volver a escribir sobre Consuelo Nicolau me pregunto por el motivo de hacerlo. Hace tiempo que oí hablar de ella por primera vez, una tarde en casa de Pura Cubells. Pura me contó algunas cosas sobre Consuelo cuando ejerció de maestra en Alcublas. Pura y su hermana pequeña Pilar, eran alumnas suyas. Entonces escribí el texto “La bolita de marfil” y sé que cuando se lo leyeron, se emocionó y se alegró mucho. En el texto “La bolita de marfil” la información que tenía era poca. Seguí intentando averiguar más datos y, por suerte, me encontré con Vicent Àlvarez y su hija Elsa que me dieron respuestas sobre la vida de Consuelo.

Así que ha llegado el momento de poner en orden todos los conocimientos que tengo sobre ella, última fase por la que hay que pasar para que las ideas adquieran forma y no se queden en vagas elucubraciones. Vuelvo a escribir sobre Consuelo con respeto, emoción y admiración. Ella perteneció a un grupo de maestras republicanas que dieron lo mejor de su vida, la juventud, por sus ideales.

Este escrito no sería realidad sin Pura Cubells (lamentablemente fallecida en el 2021) que me dio a conocer a Consuelo y a Vicent Àlvarez y su hija Elsa que me contaron el final de la historia y me facilitaron muchas fotografías suyas y de Juan Serrano Pons. Muchas gracias.

SU VIDA
Consuelo Nicolau Soler tuvo una corta vida (había nacido el 18 de octubre de 1911) y murió enferma de tuberculosis a principios de la Guerra Civil. Su vida transcurrió en una época que fue intensa y emocionante, no apta para personas tibias y muchos jóvenes la vivieron con pasión. Por eso, creo, vale
la pena adentrarse en el mundo de Consuelo.


Nació en Albaida y vivió en Valencia. Vicent Àlvarez1 me comenta que su familia era humilde. Vivía con su madre, Concepción Soler Bellver, viuda. Era muy buena costurera y ella misma se cosía su ropa.

Consuelo con su madre Concepción.
Escrito pidiendo el permiso para hacer el examen de ingreso en la Escuela de Magisterio, tenía 14 años.
Consuelo y Juan (Fotografía de Miguel Guzmán, realizada en su estudio de la calle Quart de Valencia).

Lo primeros datos que conozco son que hizo Magisterio2 en la Escuela de Magisterio, acabando la carrera con veintidos años. En la Escuela conoció a Juan Serrano Pons (vecino de Dénia, nacido el 6 de junio de 1912) y se hicieron novios. Juan estudiaría después medicina y pese a su juventud era una persona muy implicada con la República. Pertenecía al Partido Comunista.

Consuelo en 1934 se afilió a U.G.T y escribió su cuento “La bolita de marfil” para la editorial ¡Alerta! En la imprenta Cosmos de Valencia. Las ilustraciones son de Paco Badia.


Además de “La bolita de Marfil” hay otros dos cuentos: (Nº 2) “El conde Barrigón”, de Luís Lazarte, con ilustraciones de Manuel Monleón y (Nº 3) “El pirata Pancho Ponte” de Julio Mateu, con ilustraciones de Manuela Ballester.

Estos autores (exceptuando a Luís Lazarte y a Consuelo Nicolau) los encontraréis en la wikipedia, porque junto a otros artistas, formaron parte de uno de los movimientos intelectuales valencianos que revolucionaron la cultura del momento, traspasando los límites locales. Son conocidos como “la vanguardia valenciana”. El líder fue Josep Renau.

Como dice Jaime Millás3: “Renau y el grupo de artistas entendieron que el arte era un instrumento eficaz para transformar la realidad. Desde una concepción ideológica y estéticamente comprometida rompen los moldes academicistas de la tradición valenciana, tuvieron una polémica actuación en la cultura de entonces hasta que el desenlace de la guerra les obligó al exilio.”

De los autores de los cuentos aquí citados, todos eran comunistas, excepto Manuel Monleón que era de ideas anarquistas. Pertencieron a la UEAP (Unión de Arte y Escritores Proletarios) y colaboraron en la revista Nueva Cultura que dirigía Renau.

Josep Renau es una figura esencial en el arte de la cultura contemporánea. Afrontó de modo brillante grandes responsabilidades cuando fue el director general de Bellas Artes del Gobierno republicano durante la guerra: El Pabellón Español de la Exposición Universal de París de 1937; el salvamento del tesoro artístico español amenazado por los bombardeos y la creación del Consejo Nacional de la Música y la Orquesta Nacional.

Cartel de Josep Renau.
Cartel de Manuela Ballester.

Volviendo a Consuelo, nos cuenta Vicent Àlvarez Rubio4:
Entre els papers de la família Serrano de Dénia m’he trobat amb el testimoni d’una curiosa experiència. Tinc a les mans un certificat, datat a tretze d’abril de 1932, d’acord amb el qual el Ministre d’Economia Nacional, Excel.lentíssim Sr. D. D. Marcelino Domingo Sanjuan, autoritzava el ròtol «Acadèmia Serrano»[…] Joan Serrano Pons, que havia fet magisteri i estudiava medicina, comptant com professorat amb una colla de gent de Federació Universitària Escolar (FUE), que tot i alhora eren també del PCE, un partit llavors molt reduït i una mica fora del sistema. […] Molts dels professors jugarien un paper important a la rereguarda durant la Guerra Civil, en tant que intel·lectuals, artistes, o escriptors, cal dir que alguns anaren al front, cas del jove metge Joan Serrano Pons qui fou capità de sanitat.

Aquest exemple no es pot desvincular de l’impuls que durant la República es donà a l’ensenyament, amb una gran reforma del magisteri. Ens deguem situar en aquell moment de canvi, en l’entusiasme d’uns joves universitaris de la FUE que volien canviar el món…Podem imaginar alguns noms de la colla que participaria o col·laboraria en l’empresa. Pels testimonis familiars rebuts podrien estar a més a més dels que he esmentat: Renau, Manuela Ballester, Pilar Soler, Consuelo Nicolau, Rafael Pérez Contel, J. M. Romá, Gonçal Castelló, els germans Gaos… Ignore si aquest darrer extrem es podria confirmar o verificar.

Como dice el autor del artículo es difícil verificar la relación de personas que trabajaron en la Academia Serrano, pero es muy probable que el grupo del PCE valenciano se conociesen y que colaborasen en tareas comunes. Consuelo pertenecería a dicho grupo y por eso el cuento “La bolita de marfil” fue ilustrado por Paco Badia. En las fotografías de la Academia Serrano se puede ver a una joven Consuelo
Nicolau.

Consuelo Nicolau, Juan Serrano y un compañero en la Academia Serrano.

En el año 1935, Consuelo se encuentra ejerciendo en Alcublas (Valencia). Alcublas es un pueblo situado en la comarca de la Serranía entre la Sierra Calderona y la Sierra de Andilla, que seguro le sorprendió por su tranquilidad comparándolo con la bulliciosa capital valenciana de los años treinta.

Fotocopia del libro de actas del 15 de octubre de1935.

En el Ayuntamiento de Alcublas en el libro de actas de 1934 al 1939 en la sesión del 15 de octubre de 1935 hay un fragmento que dice “que Doña Consuelo Nicolau se ofrece a dar clases gratis nocturnas al sexo femenino y pide al Ayuntamiento que le facilite el material” cosa que el consistorio aprueba. Pues el Ayuntamiento sólo pagaba a los maestros para impartir clase a los hombres.

Consuelo no podía permitir que las mujeres no tuvieran derecho a la cultura lo mismo que los hombres, porque su manera de pensar era la de garantizar una educación que enseñase los nuevos valores democráticos, la libertad de pensamiento y la defensa de la República.

Fue entonces cuando la conoció Pura Cubells, nacida en Alcublas y que pasó la infancia allí, para después trasladarse a Llíria. Iba a la escuela junto a su hermana Pilar, más pequeña. Cuando Pura me contó la historia de su maestra ya era una mujer mayor, pero se acordaba muy bien de Consuelo a pesar de los años transcurridos. Pura recuerda que todos los jueves por la tarde salían al campo a recoger material (plantas, piedras…) para trabajar las ciencias naturales. Que una vez un hombre del pueblo que venía del campo dijo: por el monte van solas las chiquillas sin la maestra… de tan joven que era no la distinguió de sus alumnas. Que corría con ellas como una más del grupo.

También que las ponía en corro y cuando una fallaba se colocaba la última, y una vez ella (que nunca fallaba) se equivocó y se quedó la última. Pura me cuenta que su maestra llevaba el pelo muy corto y chaqueta. Consuelo le dijo a su madre que Pura debía seguir estudiando porque era muy lista y le comentó que si quería se la llevaba con ella a Valencia, pero su madre no quiso. Los recuerdos pueden estar distorsionados por el tiempo pero los sentimientos de Pura por su maestra no cambiaron un ápice desde niña.

Foto cedida por Pura Cubells.

Lo que hacía Consuelo en su escuela era poner en práctica los principios pedagógicos con metodologías que implicaban la participación de las alumnas en la construcción de su propio conocimiento. Una prioridad de la República era garantizar una educación pública de calidad y para ello potenció unos nuevos métodos ya ensayados en la Institución Libre de Enseñanza, la Escuela Moderna y la Escuela Nueva y que se extiende a todas las capas sociales.


“Las corrientes pedagógicas más innovadoras, se formaron y utilizaron en sus aulas el material Montessori, las técnicas Freinet, los centros de interés decrolynianos. Trabajaron al aire libre, hicieron excursiones y fomentaron la vida saludable, la higiene y la educación física5“. Como explica la profesora Mª Carmen Agulló6 en la época republicana hubo un grupo de maestras “que tuvieron un triple compromiso con la sociedad del momento: participación política, renovación pedagógica e independencia personal”

A este grupo pertenecía Consuelo Nicolau, pues para sus alumnas era un modelo de mujer progresista, en la escuela practicaba los nuevos métodos pedagógicos y su militancia al PCE demuestra su compromiso político.

En su vida privada, Consuelo y Juan seguían siendo pareja, y Gonçal Castelló7, gran amigo de Juan, nos cuenta cosas sobre ellos.
Amb Juan Serrano Pons vàrem ser molt amics; ell estudiava Medicina i érem de la mateixa edat; era originari de Dénia i el seu pare era un republicà conegut. Ens coneixien de la FUE i un dia em va donar una insígnia russa dels komsomols, les juventuts comunistes russes; i més tard em proposà ingressar en les del PCE. Jo ja llegia una revista catalana, L’Hora, i el setmanari La Batalla. Després de pensar-m’ho un parell de dies, finalment hi vaig ingressar. Els comunistes a València, en aquella época dels anys 30, érem un grupuscle, sense cap influència entre els obrers: fet i fet, em vaig trobar que entre les juventuts del PCE no n’hi havia ni un, tots érem estudiants. Les reunions es feien molt conspiratives, i tot tenia un caire romàntic i perillós. L’amic Serrano va congeniar amb mi enseguida; ens deixàvem libres i canviàvem revistes, i estàvem en la mateixa cèl·lula. Els dos ja teniem xicota i elles es varen fer amigues: la seua era Consol Nicolau, i la meua Pilar Soler, que més tard fou la meua muller durant la guerra i mare de la meua filla, Luz.”

Juan Serrano, Consol Nicolau, Pilar Soler, Gonçal Castelló. Fotografía de Miguel Guzmán, realizada en su estudio de la calle Quart de Valencia.

Continúa Gonçal Castelló:
Un dia vàrem anar a fer-nos una foto d’època. Es pujava (a l’estudi) per una fosca escaleta. Una foto una mica coenta d’aquelles d’estudi amb un fons de cortinatges recollits per uns cordons amb borles i dos trespeus amb uns pitxers amb flors de paper. Més tard vàrem llogar un piset econòmic que moblàrem entre els dos on portarem els llibres per a estudiar i dos divans per fer l’amor. Fèiem una vida un poc de novel·la russa prerevolucionària

La vida de Consuelo seguía sus cauces normales: trabajo, amistades, pareja, militancia política.

Consuelo y Juan en una foto muy original, pues la imagen que vemos es la de un espejo.

Entonces llegó el golpe de estado de julio de 1936 y la vida dejó de ser lo que era hasta ese momento. Lo cotidiano, el presente o los sueños del futuro de la gente se truncaron para no volver a ser nunca lo que eran o lo que se esperaba.

Consuelo, como otras maestras de demostrada fidelidad republicana, es llamada a dar clases en el Instituto de Asistencia Social Mestre Ripoll (anteriomente Casa de la Beneficencia, dependiente de la Diputación de Valencia) para impartir clases a niños y niñas evacuados (1936).

“A dicha institución, como a otras del mismo tipo, convocaban a las maestras más
capacitadas y comprometidas con la pedagogía republicana8“.

A partir de ahora su vida dará un giro inesperado. Vicent Àlvarez me dice:

“Según fuentes familiares Consuelito era muy comunista, bastante convencida y militante. Conoció a Juan en La Normal de Magisterio, coincidieron y se hicieron novios, ella enfermó de tuberculosis en el Hospital de Valencia, a donde iba a cuidar y ayudar a enfermos, eso debió ser a principios de la guerra o poco antes, se casaron y Juan Serrano Pons, y su padre Juan Serrano Patrocinio, la llevaron a Madrid para ver si allí la curaban, el caso es que según parece murió allí.”

Según esta información fue voluntaria en el Hospital Provincial de Valencia, donde recibían clases los futuros médicos; y ella, en su afán por ayudar, se contagió de tuberculosis. Al principio de la guerra ( agosto de 1936) vinieron a Valencia muchos evacuados de Madrid y las condiciones sanitarias empeoraron en los hospitales haciendo falta personal. Entonces Juan y su padre, ante la gravedad de la situación, la llevaron a Madrid para consultar a médicos de la capital. También viajó con ellos la
madre de Consuelo. Juan y Consuelo deciden contraer matrimonio. Fue una decisión que
demuestra el amor que se profesaban mutuamente.

El resultado fue que no pudieron hacer nada por su vida y falleció. Según me cuenta Elsa Àlvarez, nieta de Juan Serrano: “Al morir Consuelo, según testimonios de la familia y amigos de la pareja, relataron que Juan quedo absolutamente derrotado y temían que muriera de pura pena”.

Como no aparece la fecha de la muerte de Consuelo, sólo se puede conjeturar que sería durante el verano o el otoño de 1936. Tampoco se sabe dónde murió (¿Madrid o Valencia?), ni dónde la enterraron.

Lo que está claro es que no vivió el final de la guerra, así que se libró de las penalidades de la posguerra, pues por sus antecedentes hubiera acabado en la cárcel y dada su situación (enferma de tuberculosis) hubiera sido terrible.

Durante la guerra Juan estuvo en Madrid como médico militar, y al acabar la guerra en la prisión Modelo de Valencia. Al salir de la prisión se estableció de médico en Dénia, se casó y rehizo su vida. Siempre fue un referente personal y cultural de su ciudad.

La breve vida de Consuelo parece un símbolo de la breve vida de la II República. Consuelo tuvo una juventud llena de ilusiones y esperanzas, enamorada y feliz de ir consiguiendo metas antes imposibles para una mujer. Pero todo se truncó con la muerte. Por último y como si fuera ella la que firmara el artículo, pongo la firma de un libro que Consuelo regaló a Juan.

Firma de Consuelo Nicolau en un ejemplar de El Circo, de Ramón Gómez de la Serna.


“A los que buscan
aunque no encuentren
a los que avanzan
aunque se pierdan
a los que viven
aunque se mueran”

Mario Benedetti

Notes:

  1. Vicent Àlvarez es el yerno de Juan Serrano Pons. ↩︎
  2. Cursillos de selección profesional para ingreso en el Magisterio primario
    1/12/1933, lista de aprobados, diario El Pueblo ↩︎
  3. Publicado en el periódico El País. ↩︎
  4. Extracte del artículo publicado en Levante. Vicent Àlvarez/Dénia ↩︎
  5. AGULLO DÍAZ, Mª C. (2011) Participación política, renovación pedagógica e independencia
    personal: el triple compromiso de las maestras republicanas valencianas. Actas del X Congreso
    de la Asociación de Historia Contemporánea. ↩︎
  6. AGULLO DÍAZ, Mª C. (2011) ↩︎
  7. CASTELLÓ, GONÇAL Final del viatge. Memòries d’un gandià: amics, coneguts i saludats. ↩︎
  8. AGULLÓ DÍAZ, Mª del C. (2008) Mestres republicanes valencianes (las luces de la República) ↩︎